Día 3:
El tercer día de nuestro recorrido, a temprana hora, tomamos un taxi de nuestro hotel en Logroño para dirigirnos a la bodega La Rioja Alta a unos 50 kilómetros. En Haro, es donde 121 años atrás 5 familias deciden fundar la bodega.

En realidad la historia no es así de sencilla. A finales del siglo XIX los viñedos franceses son devastados por la plaga de la filoxera, presionando a los bodegueros del vecino país a encontrar otras zonas para el cultivo de la vid. En esta búsqueda, algunos llegan a la Rioja, una región con tradición milenaria en la elaboración de vinos.

Rápidamente los franceses transfieren a los riojanos sus técnicas de vinificación, envejecimiento y conservación de los vinos impulsando a los riojanos a construir nuevas bodegas.

Es así como un 10 de julio de 1890, don Daniel Alfredo Ardanza y Sánchez convence a Doña Saturnina García Cid y Gárate, Don Dionisio del Prado y Lablanca, don Felipe Puig de la Bellacasa y Herrán y don Mariano Lacort Tapia para firmar ante el notario de Haro la constitución de la Sociedad Vinícola de la Rioja Alta.

La bodega se construye en el célebre barrio de la estación de tren de Haro, por ser el medio de transporte más utilizado en la época, en unos terrenos que aún pertenecen a las familias Puig de la Bellacasa y Ardanza.

Llenas de expectativa, llegamos a un antiguo edificio de piedra de la época en cuestión, rodeada de jardines verdes perfectamente diseñados. En su interior nos espera Gabriela Rezola, descendiente de uno de los fundadores y Directora de Relaciones Públicas de la bodega. Gabriela personifica la elegancia natural de la mujer española, su cálida sonrisa nos hace sentir en casa.

Comenzamos la visita por una primera sala en donde Gabriela nos revela uno de los secretos de la bodega y sus vinos: la tonelería. Como su nombre lo dice, la tonelería es el arte de fabricar toneles o barricas en donde posteriormente envejecerán los vinos adquiriendo una mayor complejidad. Generalmente, las bodegas compran a reconocidas fábricas de barricas francesas o americanas las barricas ya hechas, pero en algunas bodegas del mundo como en La Rioja Alta, las barricas son fabricadas por sus propios artesanos y esto además de tener su mérito es un verdadero arte.

Pasamos a la nave “Vigier” llamada así en honor al primer bodeguero de la Rioja Alta de origen francés, retratado en una de las impresionantes fotos en blanco y negro que adornan las paredes del edificio. En esta nave de barricas envejece tranquilamente el vino de alta gama Gran Reserva 890, que rinde homenaje al año de fundación de la bodega.

Una de los principales virtudes de la Rioja Alta es su patrimonio histórico. Sus muros están cargados de una historia llena de pasión y esto lo sentimos más precisamente al llegar a una nave de antiguos tanques de madera que se usaban hace 2 siglos para fermentar las uvas.

Arriba de esta nave, se encuentra una sala mucho más grande en la que podemos caminar sobre la parte superior de los tanques antiguos. La cálida iluminación de la sala invita a recorrerla como si estuviésemos en un museo. En los muros, se despliegan asombrosas fotografías antiguas en blanco y negro magnificadas acompañadas de memorabilia.

La siguiente sala de igual tamaño y paralela a la anterior es un espacio abierto que sospechamos testigo de muchas fiestas y reuniones con diferentes espacios para la conversación. Vemos a un costado una pequeña nave con barricas de roble separadas de nosotros por una división de vidrio. Gabriela nos cuenta que se trata de una nave experimental del enólogo Julio Saénz. Aquí las barricas son de diversos orígenes y Julio ensaya el resultado de un mismo vino con diferentes robles y tuestes. Así nace por ejemplo, el vino experimental Marqués de Haroque comercializan en España y fue calificado con 93 Puntos por Robert Parker.

Estamos en una bodega antigua pero el toque de modernidad es evidente en gran mayoría de detalles. Le pregunto a Gabriela quien es el artífice detrás de esta transición y me contesta que todo es obra del actual Presidente don Guillermo de Aranzabal.

Bajamos un par de escaleras y nos adentramos en un mundo mágico, un espectacular túnel subterráneo en donde reposan silenciosamente miles de botellas de precioso líquido. Lo atravesamos y llegamos a la nave principal de barricas y una segunda nave en donde se cuentan unas 12,000. En total la bodega cuenta con 43,000 barricas americanas, el roble que la bodega ha eligido para brindarle complejidad a sus vinos.

Cuando salimos nuevamente a la luz del día, nos sorprende encontrarnos del otro lado de la puerta principal donde iniciamos la visita pero aún no acabamos.

Gabriela nos invita a degustar en una pequeña sala los frutos de la bodega y verdaderos protagonistas de esta historia y para ello nos prepara una muestra muy interesante de vinos del Grupo La Rioja Alta de diferentes zonas vinícolas que reflejan muy bien su filosofía progresista.

Empezamos la cata con un Lagar de Cervera 2010, un 100% Albariño de Rías Baixas muy refrescante y aromático que exhibe un bello collar de perlas y que complementa el portafolio de la bodega desde 1988.

Continuamos con un Finca San Martín Crianza 2008, originalmente concebido en la nave experimental de Saénz y elaborado en Rioja por la bodega Torre de Oña ubicada a unos cuantos kilómetros de nosotros. Un vino joven 100% Tempranillo, que se presenta muy aromático y vivaz en boca con presencia de frutas negras. El vino nos despierta el apetito y Gabriela, que lo tiene todo pensado, nos ofrece unas bandejitas de chorizo, jamón ibérico y lomo para acompañarlo.

Pasamos al vino Aster Crianza 2008, elaborado en Ribera del Duero por la bodega del mismo nombre bajo el concepto de “Petit Château”. Se muestra fresco, redondo y elegante con notas de cereza picota.

El Viña Ardanza 2001 Reserva Especial hace una entrada triunfal. (Sobre éste escribí recientemente un artículo). Este vino es elaborado con uvas Tempranillo (80%) y Garnacha (20%) de viñas de 30 años por la bodega “madre” y es un espectáculo, por ello la decisión de asignarle la mención especial en su etiqueta, distinción que sólo 2 cosechas anteriores (1964 y 1973) han logrado. Siento un increíble aroma a “éclair au chocolat” con crema pastelera y frutos del bosque. En boca se revela muy envolvente y sedoso, un gran seductor.

Finalmente y para cerrar con broche de oro, degustamos el Gran Reserva 904 de 1998, elaborado también en Rioja con uvas Tempranillo (90%) y Graciano (10%). Este vino es como un gran jugador que ha dejado sus mejores cartas para el final…