Día 2:
Nuestra segunda escala, fue Logroño, capital de La Rioja, denominación de origen más antigua y una de las más prestigiosas de España. Para ello emprendimos un viaje de 10 horas desde Vigo en un tren de madrugada que resultó confortable e incluso algo divertido.
Luego de una buena dosis de cafeína para arrancar el día al llegar, nos encontramos con Marian Saseta, Directora del Departamento de Exportación de Bodegas LAN y gran amiga nuestra quien regularmente visita los mercados latinoamericanos y siente, según nos lo ha expresado ella misma, un gran cariño por nuestro pequeño país y por nuestra empresa.
Del hotel ubicado en la «Gran Vía» Logroñesa, Marian nos conduce a la zona llamada El Cortijo a solo un par de kilómetros. Contrario al clima fresco y húmedo de Galicia, nuestro primer destino, el día es caluroso y seco, el sol pica un poco pero no nos quejamos, estamos tan fascinadas con el paisaje que no podemos creer que finalmente hemos llegado al gran santuario de los vinos españoles. La tierra parece árida pero embellecida por los miles de verdes viñedos que adornan disciplinadamente el paisaje. En menos de lo esperado llegamos a la Finca Viña Lanciano, precioso viñedo de 72 hectáreas de viñas antiguas, de 40 años en promedio, y que pertenece a bodegas LAN en donde reina el Tempranillo. En este viñedo con una producción no superior a los 4,500 kg/hectárea crecen las uvas que luego serán utilizadas para los 3 vinos de autor de alta gama que produce la bodega: Viña Lanciano, LAN Edición Limitada y Culmen.
El número 3 parece una cifra mágica en LAN. Son tres letras que conforman el nombre de la bodega (iniciales de las 3 provincias que conforman la D.O. Rioja: Logroño, Álava y Navarra) y 3 empresarios los que deciden asociarse y fundar en el año 1972 una de las bodegas más activas de Rioja. En LAN la tecnología de punta complementa los métodos artesanales tradicionales de la región. In situ, Marian nos explica que el sistema de conducción tradicional es el sistema «en vaso» en donde la planta parece pegada al suelo. En Viña Lanciano el suelo presenta una gran cantidad de cantos rodados ó piedras que han rodado y atestiguan la formación de un antiguo río. No muy lejos, el Ebro parece escoltar el viñedo al igual que las montañas de la Sierra de Cantabria. Pero no sólo la naturaleza custodia este viñedo, José, un colaborador de LAN que lleva 16 años trabajando en Viña Lanciano se une a nosotras para explicarnos un par de cosas que a simple vista se nos escapan, como la presencia de Graciano y Mazuelo en el terreno. El Graciano y el Mazuelo son cepas autóctonas que se utilizan frecuentemente para mezclar con el Tempranillo y brindarle según la necesidad, más color, estructura o aroma. Probamos un fruto de cada variedad y confirmamos las diferencias en el tamaño, la piel, el grado de acidez y el azúcar producto de la maduración natural de la uva, que este año prometen alcanzar un grado óptimo de madurez y auguran una cosecha excepcional, “de cine” nos dice José. La vendimia es manual, la maquinaria muy escasa y los abonos naturales, todo es artesanal.
Nos despedimos de él para continuar hacia la bodega pero antes Marian tiene planeada una pausa en Fuenmayor en el restaurante Valenciano. Don Enrique Abiega, Director General de la bodega, nos hace el honor de acompañarnos en lo que se revela un almuerzo muy cordial y gratificante en donde disfrutamos de jugosos tomates frescos, espárragos y setas a la plancha que acompañamos con un nuevo proyecto de la bodega en la D.O. Rueda, un 100% Verdejo muy refrescante llamado Duquesa de Valladolid elaborado por Luisa Freire, también enóloga del vino Santiago Ruiz en Rías Baixas. Mientras conversamos sobre vinos y etiquetas, nos traen a la mesa un solomillo de res y unas costillas de cordero lechal, que nuestros anfitriones deciden acompañar con 2 vinos tintos estupendos. Empezamos con LAN D-12, la última creación de María Barúa, enóloga jefe de la división riojana. El vino nos seduce desde el primer ataque por su gran frutosidad . La breve crianza en roble le brinda la complejidad necesaria para sorprendernos. Si bien LAN cuenta con una línea conservadora de vinos como sus altamente galardonados Crianza, Reserva y Gran Reserva que se rigen por las estrictas reglas del Consejo Regulador de la D.O., los vinos de autor se sitúan lejos del clasicismo que suele caracterizar a los vinos de Rioja por su audacia y modernidad que se refleja con mucha fruta, madera muy bien integrada, concentración, complejidad y estructura que los hacen destacarse logrando formar parte del codiciado Top 100 de la revista Wine Spectator en los últimos tres años.
LAN es pionera de la zona en exportar sus vinos a otros continentes. En el año 1989 incursionan en la D.O. Rias Baixas con la adquisición del vino Santiago Ruiz y actualmente continúan esta búsqueda en zonas como Rueda y Ribera del Duero con el vino Marqués de Burgos que recientemente lanzaron en el mercado español y probamos en segundo lugar.
Son casi las 5 de la tarde y es hora de partir. Llegamos a la bodega y nos recibe un precioso jardín y un edificio de los años setenta que encierra dimensiones desconocidas. Empezamos la visita por el área de despacho para dirigirnos hacia el laboratorio de pruebas y conocer a María Barúa quien desde el 2007 lleva las riendas del equipo técnico. Su aparición nos parece una visión, pero allí está frente a nosotros, sonriente y accesible. Nos sentimos doblemente honradas, en la industria de vinos, el enólogo es un alquimista incluso una celebridad. No roba cámara pero sí despierta emociones.
Luego de esta breve presentación, nos invitan a recorrer las instalaciones que nos sorprenden por su moderna arquitectura resultado de diferentes renovaciones. Pasamos el área de recepción de la uva para continuar con las naves de fermentación, de control de temperatura y máquinas de prensa. La inversión en tecnología de punta es visible y la limpieza impecable. Las máquinas brillan esperando la valiosa materia prima que llegará con la vendimia. Finalmente llegamos a la “Catedral”, una impresionante nave de crianza que alberga 25,000 barricas de roble de diferentes orígenes en un área de 6,400 mts2. Aquí litros reposan en silencio durante meses e incluso años, antes de ser embotellados y llevados a nuestra mesa. Los sistemas de apilado, trasiega y climatización son automatizados y únicos en su género.
La muy bien pensada iluminación de “La Catedral”, pone de relieve esta obra de arte arquitectónica de tal manera que el escenario pareciera propicio para el inicio de una novela de misterio e intriga que sólo aquel que tiene el privilegio de probar estos vinos, puede contar.